Colón viene en estos tiempos a República Dominicana y corona más que en la época de la colonización.

Editorial.- Si la llegada de Cristóbal Colón fuese en estos tiempos, el colonizador no tendría que hacer el mínimo esfuerzo para cambiar espejitos por oro. Esto se debe a la confianza de algunos dominicanos, o podemos ir más allá y decir que lo heredamos de nuestros antecesores.
Nuestros argumentos están sustentados en cientos de casos de estafas que fueron de conocimiento público en la República Dominicana. Estos casos van desde negocios piramidales hasta individuos que prometen milagros financieros.
Entre los sucesos más conocidos, podemos hacer mención de algunos como Telefree, Órgano Gold, Mantequilla y las decenas de estafas con viajes a Europa y Estados Unidos.
Los ideólogos del supuesto descubrimiento de América en los tiempos de la colonización, en estos tiempos en vez de durar días navegando en los inmensos mares, llegarían cómodamente en avión por el aeropuerto de Punta Cana.
Se hospedarían en un hotel cinco estrellas de alguna cadena española, observando las redes sociales para determinar en qué región comenzarían a hacer el trueque.
En sus observaciones se dieron cuenta de que el canje de espejitos por oro podría hacerse en cualquier parte del territorio nacional, por la sencilla razón de que la sociedad dominicana presenta conductas similares en todas sus regiones.
El antecedente para la realización del análisis fue el reciente caso del concurso de modelaje de Villa Altagracia.
En este caso, una persona se hace pasar por hijo de un empresario de los medios de comunicación del país. El individuo se acerca a la ganadora del certamen, quien estaba llena de emociones encontradas por haberse alzado con la corona, y cree en la oferta del susodicho, quien le promete hacerle un regalo.
Al subir a la tarima, el señor le dice a la reina: ‘Te voy a hacer un regalo, ¿quieres un apartamento o una CRV?’ La joven consulta con su madre y responde: ‘Un apartamento’. A lo que el señor dice: ‘¿Lo quieres en la capital o en Villa Altagracia o 200 mil dólares en efectivo?’
Esta acción vergonzosa confirma la tesis de que en la Hispaniola, los españoles pueden traer el dinero para comprar los espejitos baratos en Villa Consuelo y cambiarlos por oro en cualquier ciudad sin tener que hacer mucho esfuerzo, incluso con la ayuda del Gobierno.»