Unificación del MESCYT Y el MINERD en República Dominicana: ¿Eficiencia o retroceso?

Por Francisco Morbán
La política de unificación de ministerios e instituciones gubernamentales como medida para reducir el gasto público en República Dominicana, implementada por la administración del presidente Luis Abinader, ha generado reacciones diversas en la sociedad. Mientras algunos sectores han recibido con agrado estas reformas por su potencial para optimizar recursos, en otros casos, las fusiones han sido duramente criticadas por el impacto que podrían tener en la calidad y especialización de los servicios estatales.
Uno de los casos más controversiales ha sido la fusión del Ministerio de Educación Superior, Ciencia y Tecnología (MESCYT) con el Ministerio de Educación (MINERD). Esta decisión ha generado un rechazo generalizado por parte de expertos en educación, académicos y sectores vinculados a la educación superior. A través de los medios de comunicación y las redes sociales, especialistas han expresado su preocupación por las posibles consecuencias negativas de esta integración, argumentando que cada ministerio cumple funciones específicas que requieren enfoques diferenciados.
Los críticos de esta medida sostienen que la educación superior y la educación preuniversitaria responden a dinámicas completamente distintas, por lo que una fusión podría comprometer la autonomía y especialización de cada área. Mientras el MINERD se enfoca en la educación primaria y secundaria, con la misión de garantizar el acceso universal a la enseñanza básica, el MESCYT tiene la responsabilidad de regular la educación universitaria, promover la investigación científica y tecnológica, y fomentar la calidad académica a nivel superior.
Uno de los principales temores es que esta fusión provoque una reducción en la atención y los recursos destinados a la educación superior, lo que podría afectar la calidad de las universidades, la asignación de becas y el apoyo a la investigación. Además, advierten que la burocracia dentro de un ministerio unificado podría dificultar la implementación de políticas educativas adecuadas para cada nivel de enseñanza.
El Gobierno ha defendido la medida argumentando que busca reducir costos, eliminar duplicidades y mejorar la eficiencia del aparato estatal. Sin embargo, los expertos consideran que, lejos de generar un ahorro significativo, la integración de ambos ministerios podría derivar en mayor centralización, pérdida de autonomía y un debilitamiento de las políticas específicas para la educación superior.
Este debate pone sobre la mesa una cuestión clave en la gestión pública: ¿es conveniente unificar instituciones con funciones tan diferenciadas en nombre de la eficiencia presupuestaria? La experiencia en otros países ha demostrado que la especialización y la autonomía son fundamentales en sectores estratégicos como la educación y la ciencia, lo que refuerza los argumentos de quienes se oponen a la fusión del MESCYT con el MINERD.
Por el momento, el tema sigue generando polémica y se espera que el Gobierno evalúe detenidamente las implicaciones de esta reforma antes de tomar una decisión definitiva. Mientras tanto, la comunidad académica y educativa continúa exigiendo que se garantice una política educativa que responda a las necesidades específicas de cada nivel de enseñanza, sin comprometer la calidad ni el desarrollo del sector.